martes, 9 de agosto de 2011

Luz – Mariposa – Ave

Un encuentro de 5 creadores inscritos dentro de las nuevas tendencias del movimiento reveló que la danza contemporánea venezolana puede encauzarse de nuevo por rumbos ciertos. Los detenimientos y algunos extravíos vividos durante los últimos tiempos, pueden convertirse ahora en posibilidades alternativas de expresión de cara al todavía incipiente siglo XXI.

La muestra coreográfica Unísono discrepante. Experiencias inéditas de movimiento (Sala Anna Julia Rojas de Unearte), buscó enfatizar en una dimensión de la danza experimental de sólidas indagaciones conceptuales y deslumbrantes logros formales, todo dentro de un original planteamiento escénico de notable sobriedad y efectividad.

Las vanguardias artísticas proponen un orden estético alterno, cualquiera que este sea, pero nunca prescinden de una esencial noción de equilibrio. Tres obras integraron el referido concierto de danza, cada una portadora de específicas visiones del cuerpo, tanto físico como espiritual. Las unen la necesidad de un apremiante sentido de contemporaneidad, un genuino deseo de encuentro con
otras disciplinas creativas, en particular la música en vivo, las artes plásticas y las audiovisuales, y un nivel de interpretación y puesta en escena sobresalientes.

Solos unidireccionales, de Alexana Jiménez y Pedro Alcalá, constituye una instalación escénica de gran formato estructurada en dos secciones que pueden valorarse individualmente o integradas. En la exploración de la luz como experiencia sensorial se encuentra el norte de esta propuesta dual, que enfatiza en un movimiento pulcro en progresivo proceso de intervención lumínica. No sólo los bailarines muestran su corporalidad luminosa, también la de los músicos en escena se integra a la plasticidad del espacio escénico creado. Pedro Alcalá destaca en su rol de sorprendente ilusionista, manipulador de colores y sensaciones.


El unipersonal Espacio‘0, de Luis Villasmil, fusiona el espíritu de los ritos ancestrales  con la alucinante tecnología de la imagen. Ceremonia teatral que equilibra un ámbitoesotérico con uno plástico. Signos antiguos, la mariposa como símbolo perenne, y formas virtuales convergentes con el cuerpo danzante -escultórico y emocional- que es lento y parsimonioso, frenético y visceral.


El cisne, mito eterno recreado aquí por Carlos Penso, es una imagen grávida y un sentimiento oscuro. grave (sic), la acción solista interpretada por Ana Chin-A-Loy con sorprendente desparpajo y profunda remoción interior, podría inscribirse en la galería de los cisnes más referenciales, neorrománticos y contemporáneos, de la historia de la danza universal. Autor y ejecutante respetan el símbolo y la tradición e intentan reinventarla con orgánica y siniestra expresividad. Van de Petipa y Fokine a Mats Ek y logran algo que luciría difícil, dotar al cisne de la danza de una posibilidad alternativa de ser.

Unísono discrepante, como espacio de convergencia de creadores del movimiento, contribuyó a la reanimación del sector que poco a poco se va sintiendo. Articuló voces corporales y pensamientos encontrados y coincidentes alrededor de la danza.

Carlos Paolillo
publicado en El Nacional. cuerpo escenas
Caracas 27 de julio 2011

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